Existen tantas fantasías como personas en el mundo. Se reduce a veces a creer que la única fantasía es tener un trío. Puede que sea la más conocida o compartida, pero esta sólo es una de las tantas posibilidades que hay. El campo de las fantasías sexuales es la imaginación, entonces, sólo dependerá de cuanto pueda viajar tu mente. Si la imaginación no tiene límites entonces tampoco lo tendrán tus fantasías.
En nuestra mente poco a poco, con el correr de los años, se va desarrollando un mapa erótico. Muchas personas se preguntan si una fantasía condiciona tu orientación sexual, es decir, que si fantasean o sueñan con personas de su mismo género tienen inclinaciones homosexuales. Otras personas se preguntan si están siendo infieles con sus parejas por fantasear con terceros o terceras. En ninguno de los dos casos una fantasía condiciona. Forma parte de la libertad de la imaginación de cada uno y cada una. Es un ambiente tranquilo donde no hay censuras porque estás en tu cabeza dejándote fluir sin responsabilidades. Ahora bien, el límite aparece si esa fantasía va a más. Esto sucedería en el caso de que se piense constantemente, por ejemplo, en una persona ajena a la relación a la hora de estar con tu pareja. Si el pensamiento recurrente te despierte el deseo y las ganas de concretar esto en la vida real, deja de ser una mera fantasía. En este punto los problemas aparecerían si se trasgreden los códigos morales del otro o la otra, o los pactos que se hayan establecido en la pareja.
Es importante diferenciar entre las fantasías que son privativas de la persona y las que se pueden compartir. No es un signo de confianza el compartirse todo si uno o una sabe que va a dañar. La confianza está en no trasgredir los códigos pactados. Entonces, si tu pareja no te quiere compartir su fantasía no te enojes, ni la o lo presiones. Catalogar o censurar las fantasías de nuestra pareja carece de sentido ya que son parte de su libre imaginación. No respetar ese límite puede conllevar a un problema. Contamos con la estupenda herramienta de poder fantasear para no caer en la monotonía o la rutina. Todos los seres humanos tienen la capacidad de recrear imágenes en sus mentes. Entonces, si tu fantasía puede estimular a tu pareja también será muy enriquecedor comentarla con él o con ella. Debemos pensar en esto a la hora de elegir compartirlas o no. Permitámonos incluir el placer en nuestras vidas como forma de proveernos salud y disfrute.