La tercera edad
La sexualidad en la tercera edad dependerá mucho de cómo has ido envejeciendo, de cómo has vivido, eso facilita en que vayas aceptando los cambios. Si uno, o una, tuvo frecuencia en la práctica sexual, y en el vínculo con su sexualidad, es más fácil que el cuerpo lo pida, es algo a lo que estará habituado. Por supuesto que las formas y la frecuencia no será la misma. Esos cambios existen, como también existen los cambios fisiológicos. El hombre no va a tener la misma erección o la misma potencia en su eyaculación, eso debe tanto entenderse como aceptarse. No se debe abandonar a la sexualidad por sentir que no se rinde de la misma manera. Las mujeres pueden tener mayor sequedad vaginal, y pasada la menopausia pueden llegar a sentirse menos atractivas. Lo importante es saber integrar los cambios y a partir de ello generar algo nuevo. Vamos envejeciendo y la sexualidad, al igual que el cuerpo, se va transformando. Esto se puede transformar de una manera positiva o negativa. Por ejemplo, muchas mujeres se han sentido mucho más cómodas y seguras tras la menopausia, por no tener miedo a quedar embarazadas, y han logrado disfrutar aún más de su sexualidad en estos momentos.
La satisfacción sexual no cambia, lo que puede cambiar es el deseo y la frecuencia. Pero como todo, se necesita trabajo, voluntad y predisposición para continuar desarrollándola. Las hijas y los hijos de estas personas deben entender que no hay que censurarlos, o censurarlas, es contraproducente. Las personas de la tercera edad necesitan de su privacidad, sino perderán su sexualidad por verse obligados a renunciar a ella. Para esto hay que comprender que mientras se está vivo todos y todas necesitamos y queremos recibir y dar amor. La sexualidad no es simplemente el coito, es una caricia, un abrazo, un beso. Mediante la piel (nuestro órgano más grande) nos comunicamos y permitimos el encuentro con el otro, o la otra, que nos sana y nos da salud.
Las personas mayores se encuentran con mucho tiempo para explorar en sus cuerpos, para conocerse en otros lugares y formas, o con nuevas personas. Por esto, la creatividad nunca hay que abandonarla, no hay que perder la espontaneidad, eso facilita que luego se tengan ganas de otras cosas. Se debe ser consciente del paso de los años, de los cambios que eso trae, pero también se debe apelar a la imaginación para lograr vivir la sexualidad desde otro lugar, quizás hasta mejor. No toda persona mayor se encuentra enferma, pero sí muchas personas pueden estar medicadas con fármacos que bajen el deseo sexual. Ante cualquier medicación que provoque esto en el cuerpo el médico debe informar a la persona sobre ello para que esté al tanto de los efectos secundarios.
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