Entendemos por afrodisíaco cualquier sustancia que potencia el apetito sexual. Científicamente no está comprobado qué sustancias, alimentos u objetos pueden tener un carácter afrodisíaco, sin embargo, se cree que algunos pueden ayudar a potenciar el deseo sexual. Se dice que algunas especias, al estimular o facilitar el torrente sanguíneo, ayudan a incentivar la excitación. El cilantro, por ejemplo, parece producir un efecto eufórico. El jengibre, por otro lado, se puede utilizar para exaltar los sentidos, ya que, en dosis razonables, genera flujos calientes. Se dice también que la mostaza estimula las glándulas sexuales. La vitamina E, por su lado, es un principio activo que hace revitalizar el sexo, por lo que alimentos con esta vitamina ayudarían. La vitamina E incrementa la producción hormonal, pero el resultado final dependerá también de cómo uno o una se cuide y cómo se relacione con su sexualidad.
Ya que nada de todo esto podríamos decir que está comprobado científicamente, luego está lo que cada quien considere afrodisíaco dentro de su propia sexualidad. Marian Ponte, psicóloga y sexóloga, afirma que según su conocimiento: “El cerebro es la zona erógena más efectiva junto a los cinco sentidos”. Es quien recibe todas los estímulos y respuestas del organismo. Se lo puede estimular desde los diferentes sentidos: vista, tacto, olfato, oído, gusto. Hay un estudio que demuestra que el 84,6% de personas en España, en comparación con otros países, no son propensas a utilizar afrodisíacos. Por otro lado, el 58,6% de la población reconoce no usarlos, y tan sólo el 6,3% (mayormente hombres) dice utilizarlos para excitar a sus parejas. Según estos estudios la estimulación del gusto y el olfato es la más utilizada en general por los españoles.