¿Se te queda pequeño el mundo? ¿Tu vida amorosa es un desastre? Sea cual sea tu problema, tiene solución. Sigue los consejos de los expertos, lo superarás y te valorarás como mereces (es decir, muy bien)
¿Crees que todo te sale mal, que eres un pobre y ‘desplumado’ patito feo?
¿A quién no le acompleja algo? Ya sea una nariz superlativa o leer a velocidad de tortuga?
Según Carl G. Jung, discípulo de Freud y quien los teorizó, un complejo es una imagen psíquica con una fuerte carga emotiva, que se genera por una experiencia pasada o un sentimiento o pensamiento propio y que interfiere de forma negativa en nuestro modo de pensar o de actuar (vamos, que nos hace la vida imposible).
La mayoría se forma en la infancia y en la adolescencia, cuando somos más vulnerables. Por eso, el entorno familiar y el escolar resultan decisivos: las opiniones y las críticas de los padres y los profesores, la falta de atención, las burlas de los compañeros...
¿Cómo podemos superarlos? Haciéndoles frente y asumiendo que -en realidad- son las diferencias que nos hacen únicos.
Siempre meto la pata. Complejo de culpa
Características
“Se siente responsable tanto de lo que le ocurre a ella como a los demás”, explica la psicóloga y sexóloga Carmen Raya, de Psiconatural (telf.: 958 12 73 45; psiconatural.com). Si su hijo enferma, es que ella no le ha cuidado lo suficiente, por ejemplo. Y a menudo, antes de que se le eche algo en cara o se la critique, asume la culpa. Quien lo padece aparenta seguridad, pero en realidad “es hipersensible, necesita afecto y cumplir con lo que se espera de ella y desea evitar a toda costa los conflictos”, dice la psicóloga. Se trata de una persona que duda de sus capacidades y cuyo nivel de exigencia es extremo, precisamente por ello. Así, asumiendo la culpa, consigue que los demás la reconforten (le recuerdan sus virtudes y lo que vale).
Personas vulnerables
Suelen tener baja autoestima, problemas para poner límites y decir ‘no’. Carmen explica: “Seguro que en su infancia habrán tenido vivencias negativas, con conflictos y castigos, o puede que procedan de entornos desestructurados”.
Claves para superarlo
“Sustituye la culpa por responsabilidad. Pregúntate hasta dónde llega ésta y hasta dónde no”, dice la psicóloga. Luego, actúa en consecuencia; no te justifiques por todo (tu opinión es tan válida como la de los demás).“Cómo se sientan los demás no tiene por qué depender de ti”, agrega. Revisa si es así o no. No vayas de víctima; tener una actitud lastimera puede alejar a los demás (a nadie le gusta tener a otra persona a sus expensas). Sé tú misma. ¿Te equivocas? ¿Y quién no?: pregúntatelo.
Soy ‘Betty la Fea’. Complejo de Patito Feo
Características
Absolutamente todas tenemos alguna parte de nuestro cuerpo que no nos gusta, ya sean las orejas, la nariz o las caderas. En nuestra sociedad, además, el canon de belleza es tan extra exigente que acompleja por sí mismo. “Asociamos el éxito a cumplir ciertos estándares sociales; creemos que el físico es sinónimo de triunfo personal y pertenencia a un grupo exclusivo”, dice Carmen. Y nos sentimos excluidas si no ‘damos la talla’. De ahí proceden las actitudes antinaturales (para evitar -por ejemplo- que se note que tenemos ‘orejas de soplillo’) con
las que, precisamente, se llama más la atención y se induce a que la opinión de los demás sobre nosotras se forme sólo desde esta óptica.
Personas vulnerables
“Quien se haya sentido excluida de un grupo sin razón aparente. También, quien haya sufrido algún accidente o traumatismo, o personas que no consolidan sus relaciones de pareja porque el otro no está interesado (terminan achacándolo a que son feas)”, explica Raya.
Claves para superarlo
“Atrévete a mirar a tu interior. Pregúntate si sólo te relacionas con los demás por el aspecto físico”, dice la psicóloga.
Sácate partido. Resalta lo que te gusta de ti. Examina tus cualidades y busca las herramientas para afianzar o mejorar lo que realmente puedes cambiar.Aprende a quererte. “Tú eres mucho más que tu físico. Los demás se fijan en lo que transmites en conjunto, no sólo en un aspecto.”Piensa en positivo. Nos sentimos tal como pensamos, así que háblate a ti misma como lo harías a un amigo.
Todos me superan. Complejo de inferioridad
Características
Lo padecen quienes se perciben como incompetentes y dudan de sí mismos (son capaces de rechazar un ascenso laboral por temor a fracasar). “Desconocen sus cualidades, o bien éstas quedan eclipsadas por sus defectos (sólo ven lo que hacen o les sale mal)”, dice Raya.
Una persona que se siente inferior es muy tímida y esconde su propia personalidad por miedo a no ser aceptada (se avergüenza de ser ella misma). En parte por eso tiene sensación de fracaso: al no hacer lo que le gusta, al no mostrarse como es, no siente que viva con autenticidad (algo que se agudiza si se compara con los demás, porque ‘ellos sí son ellos mismos’).
Personas vulnerables
“Seguramente ha recibido pocos refuerzos positivos en su infancia o adolescencia”, explica la psicóloga. Y se ningunea como mecanismo de protección: no participando ni opinando, no corre ningún riesgo de crítica o rechazo.
Claves para superarlo
“Comienza por eliminar la palabra ‘todos’. ¿Cómo que ‘todos’ son mejores que tú? Eso no es verdad”, arguye Carmen. Sé realista: escribe una lista de qué haces bien. Tenla a mano y pon cada semana algo positivo de ti. Cambia tu forma de pensar: en lugar de intentar gustarle a todo el mundo, comienza por gustarte a ti misma. Esto lo reforzarás buscando momentos para ti: si haces lo que te gusta, si esto te aporta bienestar y calma, te sentirás bien en tu piel. Te valorarás.
Aprende de tus errores; no son un marchamo que delata que eres defectuosa, sino la única forma que tenemos en realidad de avanzar.
¡Porque yo lo valgo! Complejo de superioridad
Características
¿Aparentas constantemente que te comes el mundo? Presta atención a lo que explica Marián Ponte, psicóloga y sexóloga (marianponte.com): “Es la compensación inconsciente de la inferioridad que se sufre”. Y continúa: “Desde el exterior, a los demás nos resultan banales, arrogantes, con una excesiva autovaloración”.
Estas personas se sienten fácilmente heridas (se lo toman todo de forma muy personal) y tienen dificultades para aceptar la opinión de los demás. “Se crean una imagen superior de sí mismas, una especie de modelo ‘maximizado’, como una forma de escapar de su miedo y para no conectar con sus sentimientos incapacitantes”, agrega.
Personas vulnerables
“De pequeñas habrán sufrido muchas críticas, burlas; también, desatenciones por parte de sus padres o mayores”. Es gente que crece sin reparar ese dolor; se enaltecen a sí mismos y ridiculizan a los demás (entran en juegos de poder, llegan a manipular) para compensarlo.
Claves para superarlo
“Debes aprender a recibir la opinión de los demás sin sentirte atacada”. Para ello, ponte en el lugar de los otros: ¿qué sentirías tú si te dijeran lo que tú les dices? Seguro que no te sentaría bien. ¿Por qué lo haces, entonces? “Busca personas a las que puedas confiarte y ábrete poco a poco a ellas”. Debes intentar que la sinceridad y la naturalidad ganen terreno en tu personalidad. Cuando notes que vas a reaccionar bruscamente con otros, párate. ¿A qué se debe? Seguramente, más a lo que tú sientes que a lo que hayan hecho. Reflexiona.
Los chicos ni me ven. Complejo de Pagafantas
Características
Pocas personas reconocen este complejo de verdad: es difícil enfrentarse a que las relaciones de pareja resulten un fiasco tras otro. Cuando se comenta, suele hacerse en tono jocoso, riéndose de una misma (como medida de protección), pero en realidad la queja se interioriza. “Puede ocurrir que la persona se termine infravalorando, que intente compensarlo con llamadas de atención y quejas injustificadas a quien en ese momento comparta su vida o a sus allegados”, explica Ponte.
Así, se vuelven problemáticas, excesivamente críticas, muy celosas y atentas a los detalles -lo agrandan y agravan todo-; su relación actual, por esto mismo, fracasa y se convierte en otra más de la ‘lista negra’.
Personas vulnerables
“Quienes se hayan sentido desplazadas, cuestionadas en el colegio o en la propia familia”, dice Ponte. También puede derivarse de las relaciones establecidas en la adolescencia; se asume un rol que se cree que gusta a los demás -con poco asiento real- y se repite de adulto, sin variar.
Claves para superarlo
“No te instales en la queja”, explica Marián. Sé realista. ¿Siempre son los demás los que te dejan, los que no te ven? Cambia estos pensamientos negativos por otros más objetivos (los culpables de que una relación fracase suelen ser dos...).
Respeta el ‘no’ del otro y asúmelo sin victimismo. Repasa tu relación, ¿qué es responsabilidad tuya y qué no? Acude a un experto para que te ayude a solucionar tus carencias. No centres tu vida en las relaciones. ¿Cuántas horas dedicas a lo que te gusta? Auméntalas.
De Peter Pan a Cenicienta
Estos son algunos de los complejos estudiados más conocidos:
Peter Pan
¡No, no y no!, respondería a quien le dijese que es un adulto y que ‘debe dejar de hacer tonterías, sentar la cabeza’. Para él la vida es un juego, no quiere crecer ni asumir responsabilidades.
Münchhausen
Mentiroso compulsivo, inventa historias -repletas de fantasía- sin cesar para no enfrentarse a su realidad, que le resulta triste y gris.
Otelo
Lleva el nombre del ‘moro de Venecia’ de Shakespeare (el celoso por antonomasia). Lo padece quien sufre de celos excesivos.
Cenicienta
Se siente insignificante, poco querida, con una vida insulsa, y confía en que su suerte cambie por una intervención externa.