You, Sexy Thing
¿Qué significa hoy ser 'sexy'? El hambre, la sociedad de consumo y las redes sociales han ido transformando este término sensual y subjetivo. De los cuerpos redondeados se pasó a los frágiles y aniñados. Ahora, con Instagram, corremos el riesgo de convertirnos en caricaturas de nosotras mismas.
¿Siluetas con curvas o delgadas y estilizadas? El ideario de lo que consideramos sexy ha evolucionado, y sigue haciéndolo, según el momento en que nos toque vivir. ¿Cómo se construye lo sexy? "Básicamente, con lo que nos conviene", responde tajante Begoña Marugán Pintos, profesora de Sociología de Género de la Universidad Carlos III de Madrid. "Resulta absurdo, pero no tenemos más que pensar en lo que era sexy cuando escaseaba la comida, sexy era una mujer gordita. ¿Qué modelo interesa? El que más venda".
DEL SOBREPESO A LA ANOREXIA
Desde el Renacimiento al siglo XVI, un cuerpo de mujer que ahora podríamos considerar con varios kilos de más era bello. También primaban los cabellos rubios y la piel de porcelana. En la época victoriana (siglo XIX), tener una cintura de avispa era el sumun de la sensualidad, de ahí el gran uso que se hacía de los corsés. La cantante Cher no fue la primera en romperse alguna costilla para afinarla. Ya entonces algunas mujeres lo hacían. Un trasero prominente también era importante, por ello, las faldas abullonadas y las enaguas.
Con Coco Chanel (1920), el concepto de belleza en la mujer dio un giro significativo: se impusieron la delgadez, el abdomen plano y enseñar las piernas. Unos cánones que se han mantenido en las siguientes décadas, pero conviviendo con otros modelos femeninos. El cuerpo de la mujer, como la senda de una carretera, ha pasado por curvas y rectas: la pura voluptuosidad de Marilyn Monroe (años 50), la extrema delgadez de la moda hippy (años 60), los cuerpos definidos de Jane Fonda (años 70) y Cindy Crawford (años 90) y, también, los planos, como el de Kate Moss.
'SEXY' VS BELLO
Aunque muchas veces juntemos los dos conceptos, existen ciertos matices entre lo sexy y la belleza objetiva. "Aquello que nos resulta sexy está más relacionado con nuestra percepción, con la atracción que podemos sentir por alguien, y no es igual para todos. La belleza, por el contrario, es un concepto más objetivo. Está muy relacionada con la armonía y la proporción y tiene mayor amplitud, ya que lo bello puede estar en la naturaleza, en nuestro interior o en unos rasgos equilibrados y armónicos, que pueden no resultar tan sexies", señala la doctora Mar Mira, codirectora de la clínica estética Mira+Cueto. En esta misma línea se mueve la psicóloga Tamara Pascual, del Hospital Vithas Medimar (Alicante): "Lo que es sexy es una construcción de las sociedades de consumo, sobre todo a partir del siglo XX, muy asociado a lo sexual y al deseo. La televisión, los anuncios, la prensa, el cine y, ahora, las redes sociales contribuyen a formar y normalizar lo que se considera sexy". Lo que ahora son curvas, mañana pueden ser rectas; lo que ahora es grande, mañana, pequeño. Lo sexy es un concepto inestable y voluble, mientras que el de belleza es más firme y constante.
Seguimos un canon de forma inconsciente, para pertenecer a nuestro tiempo
¿LO NATURAL SE IMPONE AL RETOQUE?
En el mundo de la fotografía de moda y en gran parte de los anuncios publicitarios, la naturalidad se ha abierto camino. "Nosotros consideramos sexy algo real y accesible, no una imagen que está a años luz de nuestra apariencia física", comentan los fotógrafos Ximena y Sergio, de Syxtudio. Sin embargo, la socióloga Begoña Marugán expresa una opinión bastante más negativa de la realidad actual. "Vivimos en la sociedad del espectáculo y el espectáculo es el del cuerpo, pura superficialidad. Competimos no por la inteligencia, sino por el cuerpo. Este rechazo al feminismo, al no ser solo cuerpos, ahora parece que se ha puesto de moda, y es un problema, porque no empodera a la mujer".
LA ADICCIÓN A LOS FILTROS
Entonces ¿en qué quedamos? ¿Es más sexy lo natural o contar con unos rasgos excesivamente voluptuosos? Para Pascual, la gran mayoría de las personas construyen su ideario sexy según las influencias sociales, pero también interviene la historia personal de cada uno, es decir, sus vivencias y aprendizajes. "Por ejemplo, si tu primera pareja fue un chico o chica rubia, puede que a partir de entonces te gusten más las personas con pelo claro. A parte de lo que socialmente es aceptado como sexy, hay tantas definiciones como personas".
Respecto a las redes sociales, su influencia puede llegar a ser preocupante. A todos nos gustan unos pómulos marcados, unos labios exuberantes, miradas penetrantes y felinas y mandíbulas marcadas, pero no todas las caras tienen la fisonomía adecuada para llevarlos con armonía y se corre el riesgo de acabar hechas un cuadro. "Muchas mujeres demandan estos rasgos tras verlos en las influencers que siguen en Instagram, pero es mi labor como profesional de la medicina estética tener en cuenta la propia armonía y proporción del rostro de la paciente para no caer en las caricaturas", incide la doctora Mira. Por otro lado, aspirar a una belleza completamente irreal y desproporcionada está minando la autoestima de muchas mujeres, sobre todo de niñas y adolescentes. "Las redes generan mucha angustia y malestar en las jóvenes, temen quedar con alguien que solo las han visto a través de las pantallas y decepcionarle", explica la socióloga Marugán.
UNA SOCIEDAD HIPERSEXUALIZADA
No cabe duda de que en los últimos años el concepto de sexualidad y lo que implica ser sexy ha ido variando. "Hemos pasado de la insinuación, el juego, la conquista y lo erótico a lo explícito, exhibicionista y superficial", comenta la sexóloga Marian Ponte. Los hombres se preocupan por la cantidad y la duración en la cama, las mujeres se obsesionan por su aspecto físico. El propio cuerpo es un recordatorio de tu imperfección, no aceptación; de cuestionamiento, no de relax y amor; de cohibición en lugar de expresión; de bloqueo y no de expansión; de cumplir con las expectativas sociales sin conexión real con nuestros deseos. "Podemos terminar sintiéndonos una disfunción en lugar de un ser humano. Ya no hay paso a la delicadeza, sino al instinto sin conciencia", advierte la experta Marian Ponte. Los niños y adolescentes ya están expuestos a la pornografía o imágenes hipersexualizadas a los 9 años. Niñas poniendo morritos para hacerse un selfie, obsesionadas con la moda crop para lucir el ombligo... Lo sexy puede llegar a tener un punto perverso que anule todo lo que tenía de sugerente para convertirse en un medio de cosificar más aun a la mujer.
La construcción de nuestro ideario sexy corre el peligro de basarse únicamente en la belleza irreal que internet y las redes sociales nos tratan de imponer, normalizando a una mujer que no existe y provocando muchas frustraciones.