La sexualidad engloba a lo largo de nuestra vida muchos componentes:
El erotismo, el amor, las fantasías, los deseos, la identidad, el sexo, la anatomía, la fisiología, los aspectos psico-afectivos, la intimidad, el placer, la reproducción, la orientación sexual, etc.
Se manifiesta a través de nuestras emociones, conductas, pensamientos, fantasías, actitudes y prácticas sexuales entre otras posibles manifestaciones. Es una parte imprescindible de nuestra vida afectiva. Es mucho más que un impulso instintivo. Requiere habilidades relacionales cómo explorar, conocer, tocar y ser tocados.
El erotismo está más relacionado con el amor apasionado y el placer sensual. Es una forma de desarrollar la pasión, de saber deleitarse con todos los sentidos, la capacidad de conectar con nuestros deseos y llegar al goce sin represiones exaltando la libertad y el deseo asumiendo la vida y sintiéndola en ti.
Requiere su espontaneidad y frescura y volviendo a la naturalidad del niño en muchos de sus juegos. Puede producirse erotismo desde una caricia, una mirada, el roce de dos cuerpos, un olor… etc. Nos puede transportar a muchos mundos partiendo desde la sensualidad, la belleza o la provocación que disparan nuestra imaginación y desvelan nuestros sentidos.
Es una bella manera de conocernos, experienciarnos y acceder al amor. Puede darse una sexualidad sin erotismo cuando por ejemplo sólo es una satisfacción instintiva.
El término pornografía procede del griego porne que es “prostituta” y grafía, “descripción”. Su traducción es “descripción de una prostituta”. Su finalidad ver imágenes o reproducciones que muestran actos sexuales con el fin de provocar la excitación sexual de la persona que lo ve.
Hay diferentes tipos de pornografía: Softcore dónde el sexo no explícito (Ej. Películas convencionales), Mediumcore o pornografía convencional dónde se enseña el cuerpo y las posturas y el Hardcore cuyas escenas son más extremas.