Si cuando ves porno gay vas directo a los vídeos protagonizados por bomberos, policías o militares, quizás tu fetiche sean los uniformes o los hombres que los llevan puestos.
Tal vez te exciten más los chicos vestidos con ropa de cuero o los que vuelven de entrenar con sus prendas deportivas sudadas y sus zapatillas bien usadas. Tranquilo, no es nada raro. La excitación erótica a través de un objeto o prenda de vestir, material o incluso parte del cuerpo concreta se llama fetichismo y es algo completamente normal porque… ¿quién no tiene un objeto de deseo?
De marinero, de policía, de bombero, de militar e incluso de piloto de avión, son variados los tipos de uniformes que hacen volar la imaginación y que producen un gran morbo y excitación sexual a muchos gays. La sexóloga Marian Ponte afirma que el fetichismo relacionado con uniformes se suele dar más en hombres homosexuales porque “los gays le dan más importancia a los roles sexuales de autoridad y sumisión”. Para la experta, este tipo de fetichismo “permite realizar un intercambio de roles, crear y liberarse de conceptos morales”.
Además del aire de autoridad que transmite un hombre uniformado, la relación que esta prenda tiene con una buena forma física y con el concepto de masculinidad más tradicional, hace que sea un clásico universal en las fantasías sexuales tanto en el ámbito gay como en el heterosexual.
Pero no solo de uniformes vive el fetichista. Aunque los olores y sensaciones que trasmiten determinadas prendas, materiales, partes del cuerpo o situaciones hacen difícil hacer un repaso completo, hay una serie de fetichismos que destacan en el mundo gay. El mundo de la ropa da mucho de sí. La vestimenta deportiva es una de las que más excitación sexual despierta en algunas personas. La virilidad que desprende un deportista, el olor a sudor (con el efecto de sus feromonas) y el realce de determinadas partes de su cuerpo como el pene, los glúteos o las piernas producido por la ropa hace que más de uno tenga este fetichismo textil-deportivo en sus fantasías sexuales.
Aparte de la ropa cómoda, el fetichismo va más allá. La cultura leather o del cuero es una de las más extendidas en la comunidad gay. Su origen tiene lugar en los años 50, cuando ya empezaron a surgir los primeros bares leather para gays en ciudades como Berlín y Amsterdam. La estética del cuero se relaciona con prácticas sexuales como el bondage y sadomasoquismo, pero no siempre va ligada. Muchos fetichistas del cuero simplemente se sienten atraídos por el olor, la textura y la estética de este material que desprende masculinidad.
Aunque no resulta difícil encontrar fetichistas del cuero heterosexuales, Ponte explica que la cultura leather es más visible en el mundo gay, donde este tipo de fetichismo es más practicado. “En Inglaterra, por ejemplo, hay mucha cultura leather. Hay multitud de clubs gays donde encontrar gente que comparte el gusto sexual por las prendas de cuero y que está más predispuesta a tener sexo sin preámbulos”, afirma Ponte.
Si vamos bajando nos encontramos con un objeto de deseo poco reconocido pero que no resulta raro cuando se habla de fetichismo: las zapatillas. “Lo que les puede excitar a las personas en este caso es el olor, la sensación de que el otro las ha llevado puestas”, cuenta la sexóloga. “A los fetichistas de las zapatillas les gusta jugar con ellas, pasárselas por el cuerpo y olerlas… El olor fuerte es un factor determinante”, explica Ponte, quien añade: “hay personas que si no olfatean ropa u olores del cuerpo no se excitan”.
Cuando se habla de olores, determinadas partes del cuerpo tienen un papel importante en el fetichismo. Las que más destacan son sin duda las axilas del hombre y los pies. Es frecuente ver cómo en el porno gay lamer las axilas durante las relaciones sexuales es uno de los recursos más utilizados. La masculinidad que transmite esta parte del cuerpo junto con, en algunos casos, el vello y olor a sudor repleto de feromonas es el motivo por el que la axila es el fetiche corporal número uno para muchos.
Pero el fetichismo corporal da mucho más de sí. Hay hombres gays a los que les encanta besar, oler y lamer los pies de otros chicos. Algunos fetichistas de los pies incluso fantasean con ser masturbados con esta parte del cuerpo. La cosa va más allá si hablamos de fisting con los pies, una práctica menos conocida pero que también se da.
Pero, ¿qué tienen los pies que dan tanto morbo a algunos? Una de las respuestas podría ser el paralelismo existente con el pene que se esconde tras la ropa interior y los pies que, al ir tapados con calcetines y zapatos tampoco suelen estar a la vista. Sea como sea, la atracción por los pies no es algo nuevo. “En muchas culturas los pies se han considerado algo muy erótico. En China ya realizaban masturbaciones y juegos sexuales con ellos”, explica la experta.
Aunque el fetichismo da lugar a un extenso mundo de posibilidades, los expertos afirman que una cosa es llevar a cabo juegos fetichistas y otra vivir desde el fetichismo. En este sentido, Ponte aclara que “las prácticas fetichistas de por sí no son malas, pero si una persona depende de ello exclusivamente para tener relaciones sexuales con otros sí que se convierten en un problema”. Y es que, en definitiva, casi todo el mundo tiene fetiches sexuales que suponen una forma sana de disfrutar del sexo siempre y cuando solo supongan un complemento a todo lo demás.