Esa celulitis por aquí, esa barriguita por allá... Son muchas las mujeres que se sienten inseguras a la hora de acostarse con alguien. Saber por qué ocurre es el primer paso para superarlo.
UNA CONSTRUCCIÓN MENTAL
Hay quien solo hace el amor llevando puesta una camiseta y quien necesita, por sistema, que la luz esté siempre apagada. ¿De dónde viene esa vergüenza? ¿Dónde está exactamente su origen? La psicóloga y sexóloga Marián Ponte recuerda que todos tenemos, respecto a nuestro cuerpo, “una imagen que es una construcción y que se compone de varias partes: la visual (la que establecemos de nosotros mismos); la mental (lo que pensamos sobre ella); la emocional (si me acepto o me niego); la histórica (todas las experiencias vividas a lo largo del tiempo en relación con el cuerpo -placer, dolor, abuso- y, por último, la imagen social, que viene determinada por la escuela, los padres o los medios de comunicación”, entre otros, y que, como reflejo de la moral de la época, suele marcar lo que es aceptable, bueno, malo o perverso.
BAJA AUTOESTIMA
Nuestra imagen mental puede tener una gran carga emocional y afectarnos como personas, provocándonos inseguridad, baja autoestima y tabúes. “Si no nos queremos bien, si desde edades tempranas nos acompañan conflictos y en la adolescencia hemos tenido estándares muy idealizados respecto al cuerpo y las relaciones, es posible que no nos llevemos bien con nuestro cuerpo”. Podemos pensar mal de él, compararnos, obsesionarnos, criticar, esperar que otros nos miren o nos aprueben, castigarnos, buscar el amor a través del físico... pero para ser felices y alejar de nosotros problemas como la angustia, la depresión, la anorexia o ciertas disfunciones sexuales, tenemos que aprender a relacionarnos con el cuerpo que tenemos, no con el de las revistas, los anuncios o el de esa vecina que está estupenda.
“LA SEGURIDAD ES SEXY”
“Muchas mujeres, por influencia del porno, sienten que sus genitales son feos o inadecuados (y ellos sufren al compararse con los protagonistas de esas películas). También hay quien confunde practicar mucho sexo con tener educación sexual, cuando no tiene nada que ver. Hay que aceptar quiénes somos y disfrutar de la relación compartida, sabiendo que la seguridad es independiente de lo que peses. De hecho, no hay nada más sexy que una mujer segura de sí misma”.
POTENCIA LO BUENO
¿Y cómo se hace eso? ¿Cómo podemos sentirnos sexys? “Lo primero, explica Ponte, es centrarnos en lo que está bien en nosotros, en lugar de lo que no nos gusta, y potenciarlo (la lencería puede ayudarnos mucho en esto). Después, hacer cosas creativas, no privarnos de ninguna postura solo porque nos parece que así no estamos atractivas o de tomar la iniciativa si nos apetece. No hay que pensar en cómo nos ven o lo que pueden pensar de nosotros, sino en buscar la complicidad y la confianza con el otro. Para eso, lo primero es conocerse; luego, aprender a comunicar nuestros deseos y a compartir”
SEXO POR TODAS PARTES
Las exhibiciones constantes, el bombardeo sexual que sufrimos hace que nos parezcan normales cosas que no lo son y, sobre todo, nos impide conectar con el corazón, que está más unido a nuestra sexualidad de lo que creemos.
Aunque parezca una contradicción, nuestro cuerpo es el gran olvidado en nuestra sociedad; solo es un objeto más de consumo. “Lo sabemos todo de la genitalidad, pero nada de sentir, de experimentar. Eso también es parte del problema”, dice Ponte.
“En ese sentido, -continúa- banalizar la sexualidad es banalizar la vida y lo sagrado”. Parece una obviedad, pero hay que recordar que el sexo es mucho más que el físico. Si tenemos esto presente, poco a poco iremos dando menos protagonismo a nuestra imagen.