Los niños exploran y juegan con los roles de género.
Los juegos no determinan la orientación futura del niño. Su orientación será la que su propia naturaleza intrínseca tenga. Desean hacer lo que ven que otros niños, lo que les resulta divertido y experimentan mientras se conocen.
La dificultad está en la rigidez de la normas sociales que dicta lo que debería de ser y adiestra que se funcione con estereotipos. Estos pueden hacer creer erróneamente al niño que juega con juguetes o tiene conductas que son supuestamente esperables de otro género, sentir que él, o ella, es incorrecto.
A los cinco años, los niños ya se han identificado con el rol de género y ello no quiere decir que no se den juegos u exploraciones. Los padres, han de permitir que ellos sean naturales, jueguen y lo vivan con naturalidad. Enseñarles cómo responder a quienes les hagan comentarios al respecto, para que por ellos mismos puedan aprender a ser ellos. La pluralidad es un derecho básico para humanizarnos y los padres suman para un mundo mejor.