Cada vez tenemos menos hijos y más tarde. Aunque las condiciones físicas mejores para que una mujer se quede embarazada son los 25 años (hasta los 30), la mayoría no se lo empiezan a plantear hasta bien pasada esa edad.
SEGÚN un reciente informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), la edad media en España para un primer embarazo es de 32 años. Por otra parte, en el último congreso de la Sociedad Española de Fertilidad se confirmó que el 70% de las mujeres de 35 años en España no tiene hijos y el 7% de los nacimientos son fruto de la reproducción asistida.
¿Por qué este retraso? El trabajo, la inseguridad económica y la inestabilidad sentimental están detrás de esa cifra.
"La incorporación de la mujer al mundo laboral, que primero ha de formarse, junto al alargamiento de la esperanza de vida, son dos de los fenómenos sociológicos más destacados. La maternidad se plantea una vez conseguida cierta estabilidad profesional y económica, que llega alrededor de los 30 años", asegura la socióloga Alicia Aradilla (aliciaaradilla.es).
LA EDAD MEDIA EN ESPAÑA PARA UN PRIMER EMBARAZO ES DE 32 AÑOS, MOMENTO EN EL QUE LA FERTILIDAD COMIENZA A DISMINUIR
¿Perdemos fertilidad?
La fertilidad decrece a medida que avanza la edad de la mujer; con un declive que comienza a los 32 años.
“Esta disminución en la fertilidad tiene muchas causas. Las mujeres nacen con un número fijo de ovocitos, que disminuye con la edad y, además, a medida que se hacen más maduras, su calidad empeora. Otros factores como el tabaquismo, ciertas exposiciones ambientales y tratamientos médicos y quirúrgicos pueden comprometer la calidad del ovocito y la reserva ovárica", asegura Manuel Sánchez Séiz, ginecólogo y obstetra de Clínica Menorca (clinicamenorca.com).
¿Cuándo se está psicológicamente más preparada para ser madre?"
SI ERES MADRE JOVEN (ANTES DE LOS 30) tendrás la ventaja de contar con una mayor capacidad de adaptación y flexibilidad: el estado físico es óptimo y eso hace que pueda haber más energía y tiempo de compartir y disfrutar. Cuando el niño es adulto, todavía madre e hijo continúan compartiendo muchos momentos de actividad y experiencias y siguen sintonizando. Por el contrario, la madre joven tiene una inexperiencia enorme y más miedos porque no hay una preparación previa. Muchas veces se da una interrupción de los estudios y proyección laboral, y se pierde sociabilidad".
SI ERES UNA MADRE MADURA (DESPUÉS DE LOS 40), hay estudios que muestran que estos niños obtienen mejores niveles educativos y desarrollo cognitivo. Normalmente disfrutan de un nivel socioeconómico estable y se ven favorecidos por la experiencia y conocimientos que la madre ha adquirido hasta el momento de tener a su hijo. "La decisión es más consciente y meditada, hay una seguridad laboral y más pericia, ha vivido etapas previas, disfrutado de la vida, de la intimidad, de viajar y de experiencias enriquecedoras", afirma Marian Ponte.
Las tasas de éxito
Y es que la edad es uno de los factores pronósticos más fidedignos para tener éxito tanto si se trata de la concepción espontánea como en los tratamientos de fertilidad. Es aconsejable realizarse una evaluación de infertilidad para mujeres de 35 años en adelante si tras seis meses de intentos, no ha habido concepción y consultas inmediatas a partir de los 40.
La tasa de embarazo de la mujer, según su edad, cae irremediablemente. Con 25 años, hay un 25% de opciones por ciclo de lograrlo de manera natural. Con 30, un 22%. Con 35, un 12%, con 40, un 5%. Y con 45, un 1%.
LA INESTABILIDAD ECONÓMICA, LABORAL Y SENTIMENTAL RETRASA LA EDAD DE SER MADRE, PERO EL RELOJ BIOLÓGICO SIGUE CORRIENDO
Mandatos culturales
Según podemos leer en un estudio del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, Maternidad y Salud, Ciencia, Conciencia y Experiencia, las mujeres aprenden a comportarse socialmente, interiorizando el miedo a desordenar los mandatos culturales de género preestablecidos.
Unas más que otras, las mujeres tienen desiguales oportunidades para poder elegir ser o no ser madres si lo son en pareja o solas; con pareja heterosexual u homosexual; si inician el vínculo de forma biológica, asistida o adoptiva; si cuidan de sus hijos de forma más o menos delegada o presencial, con dedicación más o menos intensiva; si al ser madres continúan trabajando o dejan su empleo; o si se incorporan o reincorporan antes o después al mercado laboral, de forma parcial o completa.
"La función reproductora era históricamente la aportación casi exclusiva 'femenina' al mundo. Ahora, la incorporación al mundo laboral ha expandido su función reproductora al ámbito intelectual", explica la socióloga Alicia Aradilla. Actualmente la maternidad es un hecho social bastante complejo debido a la combinación de condiciones y contradicciones que la caracterizan.
AÚN SE SIGUE VIENDO EXCEPCIONAL QUE SEA EL PADRE QUIEN PIDA LA BAJA TRAS EL NACIMIENTO DEL BEBÉ: HAY QUE CONTRIBUIR A NORMALIZARLO
Tener menos hijos con más tecnología describe uno de los procesos sociales que más representan la adaptación de las mujeres a la acelerada transición política y económica española en las cuatro décadas últimas. La maternidad se manifiesta como una sucesión de trámites planificados y controlados tecnológicamente. Las mujeres continúan pagando un desproporcionado y nada equitativo peaje sea cual sea la opción que elijan con respecto a la maternidad en un momento u otro de sus vidas, afrontando tradicionales y modernas contradicciones.
Cuando la maternidad como hecho social es vivida personalmente, expresada socioculturalmente y representada política y económicamente como un contratiempo, debemos darnos cuenta de que algo está fallando.
La maternidad vivida como contratiempo puede interpretarse de formas diversas en las declaraciones y las decisiones de cada vez más mujeres, sean madres o no. De una u otra forma están asumiendo el reto de plantearse cuestiones como la de ser o no ser madre.
AHORA, SI UNA MUJER DEJA DE TRABAJAR PARA DEDICARSE A SER MADRE ESTÁ RENUNCIANDO A SU INDEPENDENCIA
¿Por qué ser madre en los tiempos que corren?
Las mujeres actuales que desean ser madres se debaten entre rechazar o retrasar la maternidad, con el fin de obtener más formación y oportunidades de promoción profesional, con los límites de la edad. Cuando la decisión se toma con conciencia de género, las contradicciones entre la realidad y el deseo se agudizan.
Hace apenas unas décadas si una mujer se quedaba en casa para cuidar a sus hijos hacia lo correcto, ahora, en cambio, si una mujer deja de trabajar para dedicarse a ser madre está renunciando a su independencia. Es la eterna lucha de las mujeres entre lo que quieren y lo que pueden hacer. El reloj biológico probablemente sea el primer recordatorio de lo que tienes que hacer y cuándo condicionando tu derecho a elegir.
El hecho de ser madre más allá de los cuarenta años es uno de los cambios sociales a los que nos enfrentamos. A veces, el deseo de dar a tus hijos el futuro que se merecen no te permite embarcarte en la aventura de ser madre a una edad temprana, aunque otras, simplemente lo que ocurre es que vernos con hijos nos resulta aterrador.
Tiene que haber un pacto de co-cuidado del bebé entre el padre y la madre: si no, no se puede hablar de igualdad
Querer disfrutar de tiempo para ti, para formarte y para desarrollar tu carrera profesional es algo completamente lícito, igual que si tu deseo es convertirte en madre más joven.
Además, también hay que tener en cuenta otros factores importantes, como son los económicos o lo mucho que queda por hacer todavía para que la conciliación sea de verdad una realidad en muchas empresas.
Sin duda, todas estas circunstancias también repercuten en que muchas mujeres posterguen la maternidad o bien no la ejerzan nunca.