Lejos de la simple genitalidad, ir despacio en nuestras relaciones para disfrutar más, para que el sexo sea un acto comunicativo completo, edificante para ambos, en el que demos tiempo al cuerpo para manifestar sus necesidades y a nuestro espíritu para sus inquietudes… En eso consiste el slow sex.
Slow sex.
Pero Marián, ¿cómo podemos practicarlo, nos puedes dar 5 pautas sencillas, concretas, para que nuestras relaciones vayan en ese sentido?
- Cuando uno tiene ganas es cuando se hace, dure lo que dure. Con orgasmo o sin él, pero tomándonos nuestro tiempo como un estar presente compartido. Relajándonos sin cronometrar el tiempo.
- Disfrutar atendiendo la calidad y no tanto la cantidad del acto sexual. Las rutinas convierten hacer el amor en un acto mecánico, condicionado a lo que se espera y aburrido. Atendemos a situaciones dónde se dan las mismas: posturas, horas, el mismo orden para llegar al coito y al orgasmo. Va en contra de la creatividad y el cuidado relacional.
- Alargar el acto sexual sabiendo que la verdadera meta es pasárselo bien. Compartir un momento dónde la comunicación de dos cuerpos, sin tener un esquema previo, es la finalidad. Regalar caricias y besos, experimentar a través del otro cómo impactan tus caricias. Cuidar el ambiente en dónde se dan las relaciones sexuales. Hacerlo en distintos momentos o a ratitos cuando se sienta por el hecho de conectar con tu pareja.
- Dejar de lado tanta sobre información sobre la sexualidad que termina desinformando. Si no sabemos ser sensuales perdemos calidad afectiva, erótica y sexual. Los manuales no nos explican el arte de hacer vibrar a tu pareja con tu mirada y tus cuidados. Tampoco nos explican porque en determinados momentos necesitamos otros estímulos o sentimos gozo. Sólo cuando estamos realmente allí, nos comunicamos. No es una técnica ni cuatro consejos. Es ser siendo con el otro (autenticidad) desde el gozo y la generosidad que nos produce ese gran momento de intimidad. Es un acto de comunión. Dar un lugar al vínculo. Honrar la relación respondiendo al disfrute desde el amor consciente. El saber es una acción de estar en atención e intención de reciprocidad cuando nos ofrecemos en una relación sexual. Fluir en el ahora sin más extras dónde ambos os concebís en la destreza que supone el acto de experienciar cada instante.
- Momento a momento se construyen los pequeños placeres, observaciones y gratitud hacia todo lo que ES y nos rodea. No es aplicación exclusiva del sexo, sí cómo filosofía de estar en tu vida. Aplica en todos los ámbitos el “culto a ralentizar” para obtener una vida apacible. Así no se es partícipe del estrés, ansiedad, angustia, mal humor, desamor hacia uno, los demás y lo que nos rodea. Así es cuando después podemos sentir y asumir las caricias porque las digerimos y saboreamos. No nos empachan cuando hay espacio interior y se convierte en un motor de intercambio, nutrición y afecto. Sin espacio interior, no hay calidad en nuestras vidas.
El sexo tántrico, ¿no comparte algo de la misma filosofía del slow sex? (concentrarse en las caricias, sin tiempo determinado…)
Sí, a un nivel concreto tiene en cuenta ir sin prisa y permanecer en consciencia plena en el momento que vives. El tantra venera la parte masculina y femenina como algo divino. Los primeros textos parecen venir de India. El tantrismo como un cuerpo filosófico-esotérico sistematizado parece remontarse al siglo IV. El tantra, habla sobre el principio femenino dónde la mujer se transforma en amante, en madre o semidiosa. Es a través de utilizar los sentidos que podemos expandir nuestra atención y conocer más niveles de nuestra realidad física y experimentar diferentes estados de conciencia y llegar a una liberación. Es un sendero hacia dicha liberación.
El tantra invita entre otros aspectos a:
- Que las parejas se pongan el uno frente al otro, se miren a los ojos y respiren de forma lenta, pausada y sincronizada. Uno inhala mientras el otro exhala invitando a que medites con la respiración y movilices tu energía
- Los masajes que recorren el cuerpo con las yemas de los dedos con movimientos lentos y suaves
- Penetración estática (pene inmóvil dentro de la vagina) con quietud mientras la pareja se acaricia, se mira y se besa descansando y respirando lentamente durando mucho tiempo en el acto sexual conteniendo la eyaculación. Si cuesta frenar la eyaculación se puede apretar con dos dedos la zona del perineo, que queda entre el escroto y el ano
- La energía que se desprende al llegar al clímax circula por todo el cuerpo de manera más sanadora.
En Occidente, lo que nos llega es el Tantra rojo que viene del Shivaismo de Cachemira dónde a través de la unión sexual en la pareja, se busca la conciencia divina que va más allá de nuestro plano físico.
Es una forma de vida y no es solamente sexo, es desde un crecimiento espiritual. Es por tanto, una sexualidad espiritual dónde hay práctica e intuición y simbolismo arquetípico dónde requiere una activa meditación interior. Es un culto al éxtasis atendiendo a una visión de una sexualidad cósmica. Su práctica auténtica engloba estilos de vida y actuación, mitos, símbolos, signos, rituales etc. No se limita a unas técnicas porque quitaríamos su esencia sagrada. Es tener en cuenta que es a través de nuestros sentidos que disfrutamos cada instante para vivir con plenitud nuestra vida. Es una toma de conciencia a nuestro ser más esencial disfrutando de la experiencia. El Tantra existe como culto vivo a pesar del consumo masivo occidental, dónde se busca muchas veces recetas más que encontrar el sentido profundo en los que se basan sus ritos y prácticas. El verdadero Tantra no se aprende de los libros o de varios cursos sino, solamente de las enseñanzas de un maestro
¿Puede el slow sex ayudar a que una pareja se comunique mejor en su vida diaria? Es decir, ¿cuáles son sus beneficios en los otros ámbitos de la vida, cómo puede repercutir en ellos?
Ya en el sexo se ponen en marcha neuroquímicos cerebrales como crecientes niveles de feniletilamina, oxitocina y dopamina. El sexo lento tiene múltiples beneficios: comunicación profunda en la intimidad, sensibilizar a todo nuestro cuerpo para el disfrute y el intercambio, rebajar nuestra negatividad o ansiedad, ser más sensuales, conectarnos a nuestra propia escucha interior aprendiendo a permanecer más presentes, reducir el estrés atendiendo más al placer y el disfrute sin metas (ser más que nuestras obligaciones), reducir nuestra impulsividad, adquirir una actitud contemplativa escuchando más nuestras emociones. Es una filosofía de obtener herramientas propias ante las dificultades y obstáculos de vivir sin tiempo, darse un lugar de escucha, autocuidado y atención. Es desde ahí que das un lugar a los demás cuando tú existes y te sientes. Encontrar tu propio ritmo en la vida desde tu vehículo, que es tu cuerpo dónde reside una gran información de quiénes somos, qué deseamos y hacia dónde dirigirnos
Algo que desees añadir
El arte de la lentitud nos permite captar más nuestro mundo interior y comprender mejor el mundo exterior. Cuando nos escuchamos respetamos más la diversidad y la idiosincrasia. Es más difícil escoger situaciones que nos perjudiquen o que nos llenemos de cosas externas para compensar nuestro estrés. Respetamos más todo lo que nos rodea y valoramos más las cosas en su justa medida. Es una forma de vida y no tanto algo puntual de decidir en un momento concreto.