La tecnología avanza y con ello también todo lo que nos encontramos en las redes a disposición las 24 horas del día. La pornografía digital no se queda atrás en su trabajo de generar contenido. El mayor problema se da con los niños y las niñas que tiene acceso desde edades muy tempranas a este tipo de información. Al no estar preparados o preparadas para procesar correctamente lo que están consumiendo lo que ocurre es que aprenden a partir de los modelos que observan. De esta manera se les roba la infancia, haciendo que se pierda la inocencia y la capacidad de ir descubriendo su cuerpo, a su propio ritmo y tiempo, conectando luego con otras personas. Esto afecta al desarrollo de cómo perciben la sexualidad. La pornografía no sólo se consume, sino que también educa. Todo eso hace que se restrinjan nuestros funcionamientos y nuestra parte más reflexiva sobre cómo vemos, pensamos, y sentimos nuestra sexualidad. Se enseña a tener sexo de una forma impulsiva, sin involucrarse, sin tener en cuenta que lo que hay del otro lado es una persona, no un objeto de descarga. Los niños y las niñas son el reflejo del futuro, debemos involucrarnos en educar, en dar valores para que aprendan a disfrutar de su cuerpo y del contacto con un otro sin hacer objeto de las personas y las situaciones. La sexualidad puede ser tanto pasional como afectiva, pero sobre todas las cosas debe ser humana.
En cualquier lugar, desde un simple dispositivo móvil, uno puede ver todo tipo de contenidos sin ninguna restricción. Algunos estudios afirman que la mayoría de los niños accede a material pornográfico con 11 años. Además, los expertos han observado un aumento de personas adictas al sexo en los últimos años. La sexóloga Marian Ponte da las claves de este espinoso asunto.
La expansión de Internet ha permitido el acceso a la pornografía de una manera tan fácil como nunca antes se había producido en la historia.
Marian Ponte en Cuarto Milenio - Cuatro TV
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Porno: arma de destrucción mental en Cuarto Milenio