Las diferentes experiencias de vida se van almacenando en nuestro cerebro. Cuando atravesamos una situación dolorosa no siempre logramos procesar de forma correcta dicha información, quedando así estancada en nuestro sistema neuronal. Esos “fallos” que ocurren quedan grabados como recuerdos traumáticos. Hay situaciones de la vida en las que el umbral de dolor se ve sobrepasado. Ante esto nuestro cuerpo y nuestro sistema nervioso busca defenderse. Muchas veces lo que se genera es una disociación. Cuando una experiencia es traumática buscamos responder de forma adaptativa, la cual nos protege del dolor para así sobrevivir. Una parte biológica dentro nuestro al sentirse abrumada, y no lograr integrar lo acontecido lo que busca es separarse de ésta, dividirla. Así vamos generando contradicciones internas a partir de represiones que han quedado en nuestro sistema nervioso. Si nos han dado, por ejemplo, mensajes negativos sobre nuestra sexualidad, impidiendo que nos toquemos y reprimiéndonos de conocer nuestro cuerpo, o se vive en un ambiente abusivo eso va quedando archivado de forma disfuncional. El cerebro puede no contestar a raíz de una parte bioquímica que nos desconecta de la situación traumática. Ante un recuerdo traumático se necesita una descarga, sino se quedarán enredados los pensamientos y sensaciones como piezas perdidas. Tenemos que buscar volver a darle forma y perspectiva a esas piezas para poder digerirlas y así darles un nuevo sentido. Se necesita entrar en ese espacio para darle una movilización. Al revivirla puede generar un síntoma de estrés post traumático lo que muestra que el cerebro no pudo manejar la situación. El cuerpo está reviviendo cosas por lo que necesita herramientas.
Una de las terapias más utilizadas ante el trauma es el EMDR. Consiste en activar el sistema que tiene el cerebro para procesar cualquier situación traumática. A través de un protocolo se tienen en cuenta las emociones y sensaciones, y en qué parte del cuerpo se manifiestan. Se trabaja con esta técnica para generar redes adaptativas. Dar recursos y fortalecer la conciencia para que pueda procesar la información. Se busca identificar los recuerdos. Se investiga sobre cómo ha sido el sistema afectivo. Así se intenta sanar ese recuerdo pasado para no reaccionar en el presente en respuesta a un trauma ocurrido con anterioridad. Cuando nos sentimos agredidos o agredidas muchas veces no entendemos por qué tenemos determinadas reacciones, pero hay que aprender a mirar dónde se plantó esa respuesta como comportamiento. Muchas veces no se sabe lo que ha pasado, la persona no recuerda cómo han sido los acontecimientos. A esta pérdida de la memoria se le llama: amnesias. Aunque el recuerdo no aparezca de forma consciente, el cuerpo reacciona a través de muchos síntomas, por lo que trabajando con la psicoterapia EMDR se pueden llegar a develar. Quedan archivados a nivel de creencias, de sonidos, a nivel físico o emocional. Cuando hay un trauma la información se aísla de otras conexiones. Por esto es esencial comprender la importancia de lo psicológico. Ante la detección de un trauma, hay que sanar para luego poder fluir.