Vivimos rodeados y rodeadas de estereotipos que marcan cómo las cosas deberían ser. Nos educan para imponer dónde tenemos que encontrar la belleza, no nos invitan a explorarla por nosotros o nosotras mismas. La mayoría de las personas se sienten incómodas con su cuerpo y harían de todo para cambiar ciertos aspectos. Pero, ir detrás de los estereotipos es un círculo vicioso que nunca termina de saciarse. Nuestra cultura nos vende modelos de cómo el cuerpo debe ser a todas horas, invitándonos al consumo y no a la expresión genuina. Por esto es esencial poner el foco en reforzar nuestra autoestima para aprender a querernos, a gustar, en el buen sentido, de nosotros y nosotras mismas. Ni una colonia, ni una prenda de vestir podrá darte la seguridad que necesitas tener en ti. Tu cuerpo no debe ser una barrera, sino el medio que permite el encuentro afectivo y amoroso con otro u otra. Hay que tomar consciencia del cuerpo sin obsesionarse. Si queremos modificar algo por gusto, por ejemplo, desarrollar un cierto músculo o adelgazar algunos kilos, esto está bien siempre y cuando el motivo sea para sentirnos mejor con nosotros y nosotras mismas y no por una mirada externa que juzga. Si tú no estás conforme con tu imagen eso va a llevarte a mayores miedos e inseguridades. Hay que ser responsable de buscar dar solución a esos conflictos que te van a desconectar de la otra persona y de tu placer.
Tenemos que promover la piel con piel, no potenciar la distancia. La piel es uno de los receptores más grandes que tenemos. Si te desconectas del cuerpo, te desconectas de tu estado interior. Si no sabemos lo que nos pasa no podremos expresarnos. Somos materia, y la materia tiene energía, por lo tanto, nuestro cuerpo vibra y puede sentir las vibraciones del otro cuerpo cuando está cerca de su campo de acción. Hay personas que evitan desnudarse del todo, o no mantener la luz encendida para relacionarse porque cuesta mirarse. La pérdida de la vergüenza tiene que vivirse como algo gradual. Detrás de estos mensajes hay siempre una historia que bloquea. La imaginación y la creatividad permite que el cuerpo se vaya expresando de distintas maneras para así lograr profundizar en la complicidad con el otro o la otra. Cuando estamos ejerciendo una práctica sexual y no sentimos nada esto se debe a una desconexión tanto con nuestro cuerpo, como con el otro o la otra. Si esto te sucede es importante frenar a ver qué es lo que ocurre. La sexualidad no es simplemente una descarga física. Lo que nos permite vivenciar el placer es abandonarnos al mismo. Hay veces que las personas bloquean ese abandono por querer controlar la situación o por inseguridades. Aparece un conflicto corporal, una desvinculación con el cuerpo. Si se está pendiente excesivamente del disfrute del otro o la otra se coloca a uno o una en un “rol de espectador”. Esto hace que se esté continuamente queriendo controlar. Por otro lado, si se está todo el tiempo pensando en cómo una tiene los pechos, o el otro la barriga, o cualquier otra parte del cuerpo entonces los pensamientos estarán ligados únicamente a ese punto. Esto tampoco permitirá el abandono que nos da el lugar al orgasmo y a disfrutar de nuestra sexualidad. Cuanto menos tabúes y prejuicios tengamos más nosotros y nosotras nos podremos sentir.