A lo largo de nuestras vidas hemos escuchado miles de mitos con respecto a la sexualidad. La falta de educación y la poca información en estos temas no permite dejar estas falsas ideas atrás. Si aún consideramos en ciertos contextos hablar de sexo como algo tabú, esto continuará invitando a la desinformación. El no hablar libremente de cualquier tema genera que los mensajes lleguen a medias, que no haya fuentes confiables a las que acudir y que ante la vergüenza o incomodidad uno o una prefiera callar antes que preguntar. La educación sexual debe asumir el compromiso de desmitificar los mitos que se continúan esparciendo socialmente. Esto implica tanto a la gente joven como adulta.
Algunos mitos para exponer:
- El hombre siempre quiere y está dispuesto a tener sexo
- Las mujeres no usan juguetes eróticos para estimularse
- El coito es condición excluyente para una relación completa
- Las mujeres llegan al orgasmo siempre con la penetración
- Si eres mujer y se corren dentro tuyo al lavarte rápido evitas un posible embarazo
- Ingerir semen engorda
- La vida sexual de la mujer termina con la menopausia
- Si tienes fantasías sexuales con personas de tu mismo género debes considerarte homosexual
- Estando en una relación no debes masturbarte porque tu pareja te debe complacer
- Los gays son promiscuos
- La marcha atrás se puede utilizar como método anticonceptivo
Estos mitos, por exponer algunos pocos, hacen que tengamos una sexualidad con mensajes negativos y erróneos. Por esto, es importante tener información para desmitificarlos. Por ejemplo, ante el mito de que la vida sexual de una mujer termina con la menopausia hay estudios que demuestran que en las mujeres la respuesta sexual aumenta con la edad. Otro mito, que nos demuestra lo dañada que está la sexualidad en nuestra sociedad, se muestra en la creencia popular de que el semen engorda. Más allá de que sea un mito en sí, esto permite ver que se pone el foco en los estereotipos del cuerpo de una mujer a la cual le deben importar las supuestas “calorías del semen” por encima del disfrute ante el sexo oral. Si se separa la sexualidad de lo que es la emoción estamos yendo por mal camino. Al entender que no somos solamente cuerpos, sino que también están nuestros pensamientos y emociones entendemos que debemos pensarnos y relacionarnos desde un todo, no por partes.