Primero que nada, debemos tener en claro que un aparato nunca podrá sustituir el calor del contacto humano. La parte positiva es que aportan creatividad, imaginación, juego, complicidad y dan lugar a nuevos hábitos para generar nuevas sensaciones físicas. A la hora de viajar o de trasladarte con tus juguetes hacia otros países es importante conocer las leyes del mismo. En muchos de esos lo juguetes son prohibidos, así como también el sexo oral, o anal, son considerados delitos. Hay muchas denuncias, por ejemplo, en EEUU sobre sexo anal o oral, actividad que está prohibida en algunos de sus Estados. En la India, por su parte, prohibieron los juguetes sexuales porque creen que puede corromper la sociedad. Algunos juguetes eróticos como lo pueden ser el lubricante anal con sabor a canela, el pussy snorkel, las galletitas con mensajes, la ropa interior comestible, el cepillo de dientes con tres aplicaciones para rotar, entre otros muchos, permiten que a primera vista no se sepa que se trata de un juguete sexual por lo que pueden ser útiles para estas ocasiones. No debemos tener miedo a transportar estos objetos, sólo debemos informarnos bien a dónde vamos y qué podemos, o no podemos llevar. Así nos ahorramos de tener algún inconveniente.
Dentro del campo de vibradores hay muchísima variedad, por ejemplo, hay uno que tiene dos dedos y un pulgar, unos dedos exploran la vagina y el otro el clítoris. “Rock chick” se llama otro de los vibradores que estimula el punto G y la vulva al mismo tiempo, no tiene forma de vibrador, tiene más bien una forma redonda por lo que puede parecer cualquier otra cosa. A día de hoy son más las mujeres las que consumen este tipo de juguetes, que luego quizás las comparten también con sus parejas, pero innegablemente la variedad es mucho más amplia para ellas, que para ellos. Sin embargo, poco a poco los hombres comienzan a integrarse más en este campo que tiene como fin darnos placer.