Años atrás el uso del cine erótico en pareja se consumía únicamente en salas. Luego, con el avance de la tecnología, se pudo ya consumir este tipo de material en ambientes privados y domésticos. El consumo cambia según la época. Esto no sólo nos refiere al medio por el cual se consume, sino también a los modelos de belleza que se busca consumir. En la época barroca, por ejemplo, los cuerpos más admirados eran los más “pomposos”, todo lo contrario, a los estereotipos de hoy en día. Entender que la belleza es condicionada por los medios de consumo es importante. Todo lo que venga de afuera va a depender de la época y la moda del momento. Las modas estéticas nos venden lo que es objeto de deseo. Nos enseñan a consumir el erotismo. Cabe destacar que erotismo y pornografía no es lo mismo. El erotismo tiene que ver más con la palabra “eros”: el amor apasionado. Es el arte de recibir placer y amor. La pornografía por su lado es algo más mecánico y genital, es más visual. Los planos cinematográficos se componen haciendo hincapié en lo genital, no en lo relacional. No importa construir vínculo, importa construir sexo. Lo erótico estimula más los sentidos, tiene más en cuenta lo físico, emocional y psicológico. Se centra en la percepción del contacto con la piel y el encuentro con el otro o la otra. A partir de estos dos conceptos podemos también hablar de orgasmo u orgasto. El orgasmo es algo más físico, mientras que el orgasto incluye más lo psicológico. Ninguno es mejor que el otro, sólo es importante reconocer la diferencia para saber qué es lo que a uno o una seduce más. Va a depender de quién esté mirando y de cuál sea su concepto de sexualidad. Hay que destacar que el erotismo tiene más que ver con la pasión y el amor sensual, es el paso previo para tener una rica sexualidad. En el erotismo entran los preliminares que tanto enriquecen el encuentro. Si se va directamente a lo pornográfico puede que no se dé lugar a la expresión de los cuerpos. Se dejan de lado muchos aspectos que hacen funcionar la intimidad. A su vez, el cine pornográfico recrea imágenes que engañan nuestra percepción del sexo ya que no se ajustan al sexo real. Esto puede generar mucha frustración y ansiedad. Sin embargo, podemos encontrar en su consumo algunos beneficios como: provocar una mayor excitación el observar a otros u otras realizar prácticas sexuales, entender y ver cómo los cuerpos funcionan en esta actividad, o ver posturas que puedan alimentar la imaginación. Entonces, la pornografía puede utilizarse si estimula la excitación, pero no debe ser la única vía que encontremos, no debe sustituir a nuestra pareja sino integrarla y potenciarla, y finalmente no debemos abusar de ella con el fin de evadirnos.
Comunicación sexual, Educación sexual, Sexología
Emisora de radio: Radio Euskadi
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