La sexualidad en la adolescencia
Entrevista realizada a Marian Ponte desde Argentina para el programa Baja Tensión, en Radio Sentidos.
La sexología en la adolescencia se da cuando se despierta la sexualidad y se empieza a experimentar con el cuerpo. Lo más usual en la adolescencia, al relacionarse con un otro u otra, es comenzar por el magreo o petting: todo tipo de práctica sexual que excluye el coito o el sexo sin penetración.
En la adolescencia es normal sentirse con presión o con miedo por falta de información adecuada. Lo primero es conocerse a uno o una, saber lo que gusta y lo que no. Esto permite sentirse más seguro y segura con el propio cuerpo. No hay que forzar el momento al vincularse, se debe poder elegir cuándo, dónde y con quién. La comunicación es esencial, es lo que nos permite que la otra persona pueda entender en dónde nos encontramos. Tanto si es tu primera vez, como si sentís alguna incomodidad, o si quieres frenar a mitad de camino, todo se puede comunicar y debe ser respetado. Sembrar el diálogo desde el principio permite llegar a buen puerto. Es importante también entender que las primeras veces seguramente no logres tener un orgasmo. No hay que preocuparse, ni apresurarse ante esto, la sexualidad se aprende y se desarrolla, necesita tiempo. La eyaculación precoz, por ejemplo, tiene que ver con la ansiedad, el estrés y el miedo a tener que rendir. Para esto hay que ir más lento, sin prisas, respirando con mayor tranquilidad y si siente que no es el momento de eyacular, pero está por suceder cambiar de posición.
Los nervios pueden jugar una mala pasada, por eso hay que trabajar sobre los mitos para que los jóvenes tengan una buena educación sexual. Las primeras veces no hay que basarlas en la penetración, sino en un intercambio de caricias, una masturbación, ir de a poco soltándose. El miedo de muchos adolescentes hombres es no lograr mantener la erección, mientras que el de las mujeres es el dolor que pueden llegar a sentir. Si uno se centra más en la cabeza que en el cuerpo se generan más miedo, por eso no hay que forzar la situación. Las caricias nos ayudan a concentrarnos en poder conectar y disfrutar. En el caso de que alguien quiera parar, sea por la razón que fuera, lo que no hay que hacer es dejarlo ahí, cortar en seco, eso genera mucha frustración y culpa. El que no se llegue al coito no significa que no puedan continuar los besos o las caricias. No hay que reducir la sexualidad a eso. La educación que se tenga es esencial, si se tienen malas experiencias por no tener información correcta eso puede generar miedos, o obsesiones a futuro. Los mitos hay que erradicarlos, la sexualidad no hay que relacionarla con el miedo y el embarazo, sino con el disfrute y el placer.