El sadomasoquismo corresponde a lo que llamamos parafilias. Esto se da partir de desviaciones sexuales, es decir, conductas sociales por fuera de la norma. Se busca provocar el dolor para obtener así placer. El sadismo sería quien ejerce, quien tiene el poder y el masoquismo quien recibe ese “castigo” dando lugar al placer. Por lo general los roles no se cambian, hay una persona que da y otra que recibe alimentando en este intercambio el placer por medio del dolor. Ahora bien, no hay que confundir el sadomasoquismo con un juego erótico con algún detalle o característica de violencia o dolor. Es decir, muchas parejas tienen ciertos juegos donde pactan los limites sobre las cosas que pueden hacer. Estos juegos tienen rasgos violentos, pero no desestabilizan la pareja, ni es la única forma de obtener placer, es un juego esporádico con reglas y límites. El sadomasoquismo da lugar a un deterioro físico, psíquico y social, además de convertirse en la única forma de obtener placer, volviéndose una necesidad. Si las parejas coinciden en la manera de recibir y dar placer y no ponen de por medio su vida en riesgo, entonces puede funcionar. Es importante estar atento y atenta al límite en el cual la práctica se vuelve perjudicial a la salud.
Por otro lado, se encuentra el fetichismo. Aquí encontramos dos vertientes. Una de ellas seria sustituir a la persona erótica por alguna parte del cuerpo de dicha persona, por ejemplo, los pies. A esto se le llama parcialismo porque lo que se hace es escoger una parte, y no se le presta mucha más atención al resto del cuerpo de la persona en cuestión. La otra opción o vertiente sería cuando en lugar de sustituir a la persona erótica por una parte de su cuerpo se lo hace por un objeto. Por ejemplo, en este caso se podría usar un calcetín o cualquier prenda de vestir para lograr excitarse. Puede haber objetos fetichistas, si enriquece y genera complicidad en la pareja, el problema se da cuando se vuelve imprescindible, convirtiéndose en el único medio, de ese modo terminan generando obsesión y ansiedad sexual.
Si hubo una infancia poco adaptativa, quizás la relación con la sexualidad estuvo muy restringida. Al crecer esta persona va a buscar experimentar todo lo que pueda, sin lograr satisfacción, adentrándose así en este tipo de prácticas sexuales. La educación sexual es esencial en todos los casos. Ciertas parafilias se dan desde muy temprana edad marcando el futuro de la sexualidad de las personas. Hay muchos factores inconscientes que hacen a las personas recurrir a este tipo de prácticas para satisfacer su sexualidad. Es difícil quitar algo que está relacionado al placer (como sucede también con las drogas) donde muchos circuitos cerebrales están actuando. Sin embargo, siempre se pueden re-aprender conductas y educar nuevas estructuras de comportamiento. Primero hace falta ver que algo ocurre y luego, en el caso de ser necesario, pedir ayuda.