La timidez es un comportamiento y un sentimiento que afecta a la hora de sociabilizar. El campo del sexo no está excluido ya que el miedo a lo que puede pensar el otro o la otra, condiciona. Este sentir tiene que ver con la desconfianza en uno mismo y en los demás. Socialmente mostrar sentimientos siempre parece que es algo que está mal, pero el guardarlos es justamente lo que no deseamos, ya que es lo que nos trae enfermedades. La comunicación facilitaría que la persona pueda explicar que no es que no le gusta vincularse, sino que le cuesta entrar en confianza y disfrutar. Al entender esto pueden ir dando tiempo a descontracturar de a poco e ir disfrutando del encuentro. Lo que sucede es que nos avergonzamos y sentimos culpa por ello, a raíz de esto nos intimidamos. Así se genera y se sostiene un círculo vicioso. Si una vez salió mal, esperamos que la próxima también, la mente va asociando y generando más de lo mismo. Hay muchas realidades que construimos y van afectando nuestra autoestima. La respiración es muy importante para generar tranquilidad, permite que la persona se sienta más segura y relajada. Se puede realizar un trabajo de visualización y respiración pensando en la sensación que afecta, luego llevarla al diafragma, y por último respirándola. Al respirar ese dolor y malestar se comienza a liberar. Otro ejercicio es utilizar la imaginación para pensar y crear cómo hablarías con tal persona, qué le dirías, cómo sería. De esta forma, mediante la visualización, se facilitaría la posibilidad de un futuro encuentro en el campo de la realidad. Son ensayos mentales en positivo que ejercitan a la mente a generar modales que nos muestran de lo que somos capaces.
La timidez facilita conectar con la creatividad, hay un mundo interno muy inmenso, para poder ver esto o compartirlo con otra persona tiene que haber confianza. Al principio eso no se ve, se observa sólo la desconfianza. La seguridad aumenta cuando se va teniendo mayor confianza en uno, o una. La timidez no tiene que ver directamente con el género, sino más con la infancia, y con cómo las emociones impactan. Todos y todas hemos tenido un grado de timidez en algún momento. Lo que más influye es cómo los padres han tratado esa timidez. La inferioridad, o la comparación con la otra hermana o hermano puede hacer sentir poco importante ante los padres y madres. Hay que ver luego que se hace con todas esas emociones, y no quedarse en la postura de víctima.