La educación afectiva y sexual debe empezar en la familia. Son los padres y las madres quienes deben crear una atmósfera positiva y un clima de confianza que invite a niños y adolescentes a despejar sus dudas, sus miedos, inquietudes o problemas en un ámbito de familiaridad.
La información tiene que ir acompasada a la edad cronológica que el niño o la niña tenga, por eso empieza desde la infancia. Tiene que hablarse con naturalidad y normalidad, llamando a las cosas por su nombre para no generar confusión. El tipo de comunicación puede variar según la edad, pero no por eso hay que pensar que recién llegando a la pubertad se interesaran por temas que tengan que ver con la sexualidad. Si se evita hablar de la sexualidad el mensaje que llega es que: es malo, no debe hacerse, no debe hablarse de ello. Desde que nacemos que tenemos cuerpo, y el cuerpo tiene necesidades, no sólo sexuales, sino también afectivas. Comenzamos a explorar nuestro cuerpo desde pequeños y pequeñas, es parte de nuestro desarrollo y autodescubrimiento. Por esto, es importante enseñar a relacionarse con éste en libertad. Debe incorporarse como un tema relajado, enviando el mensaje de que es sano estar con nuestro cuerpo, integrando los hábitos de intimidad e higiene. Hay que enseñar a respetar el propio cuerpo como el de los y las demás. Si al tocarse de pequeños o pequeñas son reñidos o reñidas por parte del padre o la madre, entenderán que lo que hacen está mal y generarán un sentimiento de culpabilidad. Esto, traerá confusiones en su edad adulta al relacionarse sexualmente con otra persona, o incluso en su propia intimidad, generando dificultades para sentir placer ante cualquier práctica de índole sexual. Ahora bien, si no para de tocarse entonces si deberá llamar la atención, no para castigarlo o castigarla sino para cambiar ese hábito por otro, ya que, por lo general, si se tocan mucho de pequeños o pequeñas quizás es porque se sienten solos o solas y al tocarse esto les alivia.
Consejos para una correcta educación sexual
Como padres y madres es importante entender que los niños y las niñas están constantemente expuestos y expuestas a una sobreinformación. Ante esto, es importante que tengan a quien acudir para aclararse. Los mitos y tabúes sobre el sexo lo único que hacen es entorpecer el camino, sembrando confusión. Si desde pequeños y pequeñas se les incentiva a tratar su sexualidad con naturalidad lograrán luego que sean menos influenciables, ya que sabrán decidir por sí mismos y sí mismas. El exceso de información no adecuada a la edad del niño o la niña también puede ser conflictiva, por eso, si como padre o madre no sabes cómo abordar la sexualidad, podrás acudir a profesionales o empaparte de libros y cuentos que ayuden en estos aspectos. Lo más importante es saber educar generando consciencia sobre sus responsabilidades y consecuencias ante la vida, no sólo en el ámbito de la sexualidad. Entendemos al hecho de educar como el medio para hacer libre a las personas. Hablar de sexualidad es también transmitir actitudes, valores y principios.